El Rompeolas, el antiguo paseo de la Barceloneta
Fue un espacio de ocio para la gente de Barcelona durante 100 años
En el puerto de Barcelona existió, durante casi 100 años, los trencaones, un espacio de ocio muy apreciado por los ciudadanos. Con un kilómetro y medio de longitud, se convirtió durante años en el paseo marítimo más popular de la ciudad.
Un espigón para proteger el puerto
El primer puerto de Barcelona se construyó en 1753. Era el actual Puerto Viejo y terminaba donde está la Torre del Reloj. Con el tiempo, y especialmente con el comercio con América, se hizo mayor hasta convertirse en uno de los más importantes del Mediterráneo. Luego estaba la necesidad de ampliar sus instalaciones. En 1904, el espigón, conocido como el espigón, comenzó a construirse para proteger el puerto de las tormentas. Pero debido a las dificultades planteadas por los tormentas marítimos, la obra no se completó hasta 1920, año en que fue inaugurada.
Mejillones y pescadores
Un hecho poco conocido es que en el espigón había mejillones, plataformas para el cultivo de mejillones y ostras. Estas plataformas se convirtieron en una especie de picnic. La gente iba allí con comida de casa y a los encargados de las mesas y hombreras se servían mejillones y bebidas. Esta actividad duró hasta los años 70, cuando los últimos lechos de mejillones fueron demolidos para considerar inalteradas las aguas del puerto.
Al otro lado del espigón, donde estaban las rocas, la gente iba a pescar. Era pesca deportiva, con caña. Los pescadores pasaron toda la mañana allí, con la esperanza de traer algunos peces a casa. Para los vecinos del barrio, y de toda Barcelona, era un espacio de ocio, una zona donde se respiraba algo de aire. En ese momento, las playas fueron cerradas y privatizadas, ya sea por picnics, o por clubes de natación.
Los primeros restaurantes
Al final de los trencaones estaba el faro, en una pequeña rotonda. En 1926 se construyó allí el primer restaurante, el Sea and Sky. Durante la Guerra Civil fue abandonada y en 1946 fue tomada por la familia Ollé, que abrió Porta Coeli. El nuevo restaurante tuvo mucho éxito y la gente fue allí a comer mejillones y sardinas. Hasta 1961, la luz no llegó y, por lo tanto, solo se hacían almuerzos. A partir de esa fecha también se hacían cenas.
El restaurante estaba al final del espigón. Para llegar allí, había que caminar un kilómetro y medio y no todo el mundo estaba dispuesto. Una alternativa era tomar las golondrinas, que salieron del Portal de la Pau y se detuvieron en el propio restaurante. Hubo tres empresas que los explotaron: Las Gaviotas, Las Sirenas y Las Golondrinas.
El fin de una era
En 1992, con los Juegos, se creó el Puerto Olímpico. La zona de ocio junto al mar se trasladó a la nueva infraestructura. Los gustos también fueron cambiando y, poco a poco, los antiguos trencaones fueron perdiendo interés por los barceloneses. Con las ampliaciones del puerto, el espigón desapareció hasta que fue completamente demolido. El Puerto de Barcelona inauguró en 2018 el nuevo paseo marítimo de los trencaones, con 400 metros de longitud.
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