Los bombardeos sobre Barcelona
El 13 de febrero de 1937 se bombardeó Barcelona por primera vez en la guerra civil, no fue un ataque aéreo sino naval, por el crucero italiano Eugenio di Savoia. El 29 de mayo, siete aviones alemanes causaron 64 muertos. El 1 de octubre, la aviación italiana bombardeó principalmente el barrio de la Barceloneta, causando 55 muertos.
Pedro García vivió en primera persona los bombardeos sobre su ciudad. Su testimonio al respecto es relevante y revelador puesto que, aunque su testimonio no se recoge en ninguno de los recientes libros publicados al respecto, aporta una perspectiva francamente interesante de los bombardeos sobre la Barceloneta y el Casc Antic de Barcelona que durante este capítulo se puede comprobar.
Pedro García recuerda ver en pie una de cada tres casas del barrio popular de la Barceloneta. También recuerda un bombardeo sobre el mercado de este barrio en el que se produjeron tantas víctimas que las tuvieron que cubrir con las paneras de mimbre del pescado. Louis Mcneile observó la situación en la que se encontraba el barrio de la Barceloneta, evacuado, con sus calles en ruinas y sus casas cadavéricas.
Los bombardeos durante el mes de enero de 1938 fueron especialmente intensos. Pedro García fue testigo en su barrio, el barrio de la Ribera, de la explosión de una bomba en una casa en la que en el sótano se refugiaban niños venidos de Madrid, comenta que los tuvieron que sacar a pedazos.
Los refugios más utilizados y frecuentados por los habitantes de Barcelona eran las paradas de metro y los improvisados refugios antiaéreos. Pedro García y su familia se refugiaban en la estación subterránea de Jaume I y en el refugio antiaéreo de los sótanos de la casa CNT-FAI. Aunque no siempre eran utilizados. Annemarie Dagerman comentaba que nunca se metía en los refugios porque no te dejaban salir hasta que los bombardeos terminaran. Cuando estos se producían solía caminar alrededor de las paredes de los edificios.
El 16 de marzo de 1938 la Aviazione Legionaria Italiana bombardeó Barcelona de manera sistemática durante más de cuarenta horas. Fue la primera vez que una gran ciudad europea recibía este tipo de agresión.
Los barceloneses ya estaban acostumbrados a convivir con las bombas y pocos bajaron a los refugios antiaéreos.
Manuel Cardeña, vecino del Clot, tenía cinco años y recuerda que cuando sonaban las alarmas, se reunían con la familia y hacían servir como refugio las paredes maestras del edificio.
Pilar Llopart, nacida en la calle de la Boqueria, tenía dos años y medio. Recuerda que no hacían servir los refugios y que intentaban hacer vida normal.
Fredeswinda Francisco, tenía siete años y recuerda que su familia tampoco frecuentaba los refugios antiaéreos.
El día 17 de marzo las bombas llegaron de madrugada. Pedro García recuerda lo terrorífico que eran los bombardeos de noche. Recordaba que los perros presentían la llegada de los aviones y comenzaban a aullar antes de que las alarmas de defensa pasiva dieran la señal de aviso. En sus memorias, Pedro García recordaba la siguiente escena: “los niños llorando en brazos de unas madres, a medio vestir por la premura del escalofriante momento, buscando un lugar para poder salvar a sus criaturas”
Los bombardeos de esas terribles 41 horas terminaron el 18 de marzo con un balance de más de 1000 víctimas mortales y de 3000 heridos. Fredeswinda Francisco fue superviviente del último bombardeo de este 18 de marzo, se salvaron al refugiarse en la portería, el resto de vecinos que estaban en sus casas, en el número 87 del carrer Calabria, murieron.
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